Revisiones necesarias de ayer y hoy: The Matrix.

"Wake up, Neo". Eso le pide al héroe de la película una pantalla de ordenador  por lo demás negra, al comenzar el filme. Wake up es el  tema de los incendiarios Rage Against the Machine que cierra The Matrix, la película con la que los Wachowski amanecieron al mundo y crearon un sello, un culto. El mensaje tiene lo suyo, porque anima a despertar a la generación a la que esta cinta pertenece, la que sucede a la  lamentablemente bautizada como Generación X, que cargó con la etiqueta de pasota pero en cuyo seno han debido criarse los padres de los actuales cambios. El declive de las potencias dominantes, la globalización y la entonces incipiente pero ya obvia revolución digital, con el impacto a nivel cultural que aún hoy no alcanzamos a comprender, insinúan un orden diferente, aunque todavía bien controlado por los oligarcas o quizá a las máquinas, si atendemos a la mitología de la cinta.

Wake up, por tanto, parece ser el mensaje que nos quiere transmitir esta película, obvio hasta para el más refractario espectador, obsérvese  la repetición de la frase en la cinta. Por si acaso, el discurso final de Neo nos lo aclara más, llamando a la rebelión a quien le escuche por su línea telefónica maestra –es el elegido- al estilo del rebelde futurista por definición, John Connor –“Si escucháis esto, sois La Resistencia”-, a no ser que Connor sea el que imita a Neo; qué lío viajar en el tiempo.  La cinta se esfuerza tanto en aclarar que pretende ser metáfora del mundo real y su insistencia en ello es tal y tan explícita que resulta insultante para cualquiera habituado a ver cine o a leer, aunque se asuma necesaria para que la capten el espectador medio norteamericano, muchas víctimas de la E.S.O. y mi tortuga.


Asuntos filosóficos como los de la identidad del individuo frente a la masa, la sensación de ser llevado por una corriente –el destino- que predetermina nuestras posibilidades y reduce nuestros sueños, y la tan a mano referencia al mito de la caverna, junto con algunos lugares comunes de la ciencia ficción como la inteligencia artificial, la esclavización de la humanidad por una raza superior y la especie humana como plaga, son expuestos en el marco de una ficción distópica en la que las máquinas mantienen a nuestra raza sumida en un sueño digital para obtener de nuestros cuerpos serranos la energía térmica que no pueden obtener del sol, una vez arrasada la atmósfera terrestre. 

Los ingredientes argumentales ya mencionados, la estética y el ritmo de beat’em up, la escasa exigencia interpretativa para el espectador, masticado el mensaje, abren la película a un público muy amplio, si bien generalmente joven. Esto consiguió que la cinta tuviese una trascendencia comercial y cultural que raras veces consiguen las producciones del género de ciencia ficción que se atreven con temas parecidos a los de The Matrix, como la coetánea y olvidada Dark City –de la que hablaremos-, aunque conviene diferenciar los productos y darle el mérito que se merece al filme de los Wachowski, que descansa precisamente en su propio éxito.

The Matrix suele aparecerse sospechosa ante el amante del género sci-fi por haberse convertido en fenómeno de masas, cualidad que desconcierta a un consumidor habituado a sentirse outsider. Me incluyo en el grupo, y acabo creyendo en teorías de cuestionable origen  sobre plagios –otra vez, hablaremos de Dark City- que tranquilizan mi ego intelectual y me  sitúan de nuevo cómodamente en mi puesto de vigía de la realidad y administrador de la verdad: menos mal que estamos los listos para quitarle el velo a este mundo de tontos que llenan las salas de las  superproducciones. Pues no: la masa esta vez tenía razón, para desgracia de los amantes de las conspiraciones y versiones alternativas; esta película es original e interesante, a su modo, con un lenguaje visual espectacular, herencia de los videojuegos y el anime, y como no puede ser de otra forma, con unas influencias claras –Blade Runner, a bote pronto- que son compartidas con muchas otras producciones contemporáneas.

El impacto de The Matrix en el paradigma dominante del cine de acción y su influencia posterior en cuestiones estilísticas se siente aún, cerrada ya la primera década desde su  estreno. En todo este tiempo hemos visto copiadas, parodiadas y vilipendiadas de todas las maneras  sus escenas de acción coreográficas, aquel uso eficaz del revolucionario bullet time  y la estética ultramoderna y con mucho cuero que ya son marcas registradas de esta cinta. Su mérito: captar y fundir muchas influencias que toda una generación compartía, sacadas de los videojuegos y la ascendencia ya entonces universal del anime oriental, e incluso de la música; este espíritu se observa en las antes referidas secuencias de acción que, reconozcámoslo, asombraron a todos con la espectacularidad de los efectos y el compromiso de los actores.

El casting es otra cosa. Las malas interpretaciones son un hecho recurrente en el género, y pese a que el trabajo físico del elenco es bastante aceptable, constatamos que llega justo incluso para estos papeles, en concreto la pareja protagonista. Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss disimulan su  hieratismo con el estirado cuero de las ropas y les perdonamos porque la película es de esas que funciona hasta con maniquíes, y al fin y al cabo es mejor que no se perciban sus emociones allá en Matrix, no vaya a notar alguien que traman lo que traman, la liberación de la humanidad, el ataque directo al sistema, cueste lo que cueste, las balas son digitales y hay esbirros de sobra para matar, oye.

The Matrix es una película de acción magnífica, que renueva el género y tiene su propia personalidad; es una producción redonda si la valoramos en su terreno y  tiene un valor simbólico como uno de los primeros iconos culturales de la mentalidad del Siglo XXI, habiéndose estrenado en 1999; es, además, una historia concluida justo en su punto al cabo del metraje, aunque haya sido penosamente arrastrada por dos secuelas infumables; The Matrix es, también, un gran filme de ciencia ficción, que peca quizá de querer conducirnos en las conclusiones a sacar, sin dejar que cada uno se haga sus composiciones -así, dicen, debe ser el arte-; pero por encima de todo, Matrix es un hito en el cambio de siglo cinematográfico y una anticipada y vigente alegoría de esta era digital-artificial. Wake up, coño…

10 comentarios:

  1. Gran homenaje a una película que se lo merece.

    Los primeros 25 minutos de esta cinta rivalizan con la mejor ciencia-ficción que se ha rodado en la historia del cine.

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  2. Aún recuerdo cuando fui a verla en su estreno. Días atrás, una pregunta había estado rondando en mi cabeza… ¿Qué coño será Matrix? No había empezado a ver la película y ya me sentía un poco como Neo, gracias a una excelente e intrigante campaña de publicidad. Ahí estaba yo, sentado en una de las butacas del cine Liceo, esperando una respuesta. Sin embargo, nada me había preparado para lo que estaba a punto de ocurrir. Nada más comenzar, una mujer que parecía sacada del cómic Ghost In The Shell se ponía a corretear por las paredes y a bajarse policías en una hipnótica combinación de movimientos ralentizados y acelerados, para poco después desaparecer dentro de una cabina de teléfono reducida a escombros por un camión. En aquel instante me rendí, mi mente sucumbió y me dejé llevar. Desde ese momento, no puedo hablar de esta película de una forma objetiva.
    No voy a elevar a los altares su trasfondo metafísico, basado en una idea que Platón nos descubrió hace tiempo y que Nivel 13 mostró con anterioridad y, para muchos, más buen gusto, ese mismo año. Los adalides del cine de ciencia-ficción, exaltados como son ellos, te gritarán con la vena del cuello como una chistorra y los ojos inyectados en sangre que esta última es mejor película que la de los Wachowsky. Los que disfrutamos del cine en general, no podremos evitar dibujar una sonrisa socarrona en nuestros rostros y dejar escapar un tierno suspiro ante tal afirmación.
    Comenzando con una premisa argumental de lo más atractiva, su impecable realización, fotografía, montaje y edición, reconocidas por la academia con cuatro Óscar, nos brindan un espectáculo visual y sonoro de primera, que todavía hoy destaca por su perfección. Cada una de las técnicas utilizadas por los Wachowsky se ha convertido en un referente del cine de acción y muchas de sus escenas, que se encuentran entre las más memorables del cine, han sido y serán imitadas hasta la saciedad.
    Matrix es un universo propio, único, tan singular como el que en su momento crease La Guerra de las Galaxias. Una obra de culto, le pese a quien le pese, dirigida con pulso firme y gran dinamismo por los hermanos Wachowski, que supuso un antes y un después en la historia del cine. Con un guión sólido, que sabe dónde abrir puertas, y, a diferencia de las grotescas secuelas, donde cerrarlas, una banda sonora que sabe encajar la excelente partitura de Don Davis con temas hard-core y electrónicos que armonizan de manera prodigiosa con la atmósfera oscura de la película, y un reparto acertadísimo, con los actores en personajes hechos a la medida. Incluso Keanu (sí, sí, Keanu) que por corto que sea su registro actoral, es y será siempre Neo, y no volverá a tener un papel semejante. Y qué decir de Fishburne o Hugo Weaving, uno de los mejores villanos de la historia del cine.
    En definitiva, una obra de arte con mayúsculas, que mejora con el tiempo, como el buen vino. Uno de los puntos de inflexión, junto con la mencionada Blade Runner, que marcaron un hito incuestionable en la industria del cine de ciencia-ficción. Un espectáculo paralizador.
    Como diría Cifra: “Si tengo que elegir, eligo Matrix”

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  3. Perdón, elijo Matrix

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  4. me ha encantado tu forma de elogiar a Matrix y tu desprecio hacia las secuelas de la misma, no podría estar más de acuerdo sr. rosa

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  5. La verdad es que el Sr Rosa ha sido, como de costumbre, muy elegante, al pasar de puntillas por un tema que a los fanáticos de Matrix nos come las entrañas.
    Me uno al anónimo anterior en su entusiasmo y su agradecimiento a nuestro querido guía espiritual

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  6. Qué manada de pelotas. ¿Donde están los trolls?
    Pensaba que internet era como la Tierra Media...

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  7. Trolls dice... lo siento macho, tu blog no tiene tanto tirón como te piensas

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  8. Ya quisieras tú tener trolls!

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  9. Por cierto, tu blog me parece bastante pedante y te repites hasta la saciedad. Y que sepas que Matrix es un truño, copia de Nivel 13, y le han descubierto como mil cagadas, rollos de hilos que se ven y mierdas de esas

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  10. Bienvenidos y gracias por las sugerencias.

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