Corto "Sí o No" (incluye manual de instrucciones).

Me dicen que este corto ha circulado bastante por las redes sociales desde que fue publicado en la página de Notodofilmfest. Yo no lo conocía porque tengo el mal gusto de no hacerle ni caso a esa Babilonia de interconexiones que es Facebook y porque escribir en los ratos libres hace que uno llegue a dejar de leer a los demás, hecho este que últimamente intento compensar durmiendo aún menos. Digo esto porque a lo mejor la presente entrada ha nacido muerta y ya no hace falta ninguna explicación sobre el micrometraje que nos ocupa. Si este fuera el caso, que el siguiente post/manual sirva al menos como reflexión sobre ciertas maneras de llegar al espectador.

Un consejo: seguid los pasos y no saquéis conclusiones hasta el final...


Paso 1

Ver el corto.

Sí o No, de Isabel Poveda, participa en la novena edición del Notodofilmfest, y, aunque no está entre las finalistas, sí ha gozado de la atención del público. Es la segunda película más vista de esta edición, sólo por detrás de Porno, que blande un título, una temática y unos personajes a priori mucho más interesantes para el internauta medio que, siempre alerta, peina la red en busca de  renovar el a todas luces exiguo catálogo mundial de tetas. Como para eso existen más apropiados foros, y sin desmerecer a Porno sin haberla visto, vamos a ver un corto que habla de un asunto polémico; una irresistible invitación al pronunciamiento de los más exaltados. Pasen y vean:





Ojo, que vienen los spoilers. No leas más si no has visto el corto. Son 2 minutos, perra.

Pues vaya. ¿Quién ha hecho esto? ¿La Cope? ¿Esa siniestra gorgona llamada plataforma HazteOir.org? ¿O directamente El Señor Oscuro desde su cubil en la torre negra de Barad-dûr? El primer fotograma ya nos pone sobre la pista: en el título que se lee en pantalla la palabra NO figura en negrita, resaltada, como queriendo dictarnos ya un mensaje subliminal. A nosotros, que somos muy listos, no nos engañan estos reaccionarios. Menudo folletín le han colado al Notodofilmfest. La cosa sigue con esa pobre  teen reclamando sus derechos de mujer a decidir sobre su cuerpo, para así poder abortar; mientras, su estirado padre, reptil de Lacoste mediante, intenta convencer a la hija de que NO aborte, usando el consabido argumento que equipara una mórula a un ser humano. ¿Derrama ella una lágrima al final? Sí, parece. Después, en sofista ejercicio, el autor, ya sospechoso, intenta camuflar sus inclinaciones con un final abierto en el que no se pronuncia una respuesta, ni sí, ni no, aunque  es obvio que la chica ya ha parido una duda; algo es algo, of course.

Paso 2

Volver a verlo.

Pues sí, hay que volver a verlo. Puede que alguno ya lo haya pasado un par de veces y que incluso alguna mente preclara ya se haya dado cuenta de qué va esto. Lo pongo otra vez para que no se lesione nadie dando a la rueda del ratón para volver arriba…

Para que podamos seguir hablando es necesario que todos, ahora sí, hayáis captado al menos dos detalles: el Cristo de la estantería y, ave maría purísima, la entrepierna de papá. Hay otras finuras que hacen sospechar, pero estos dos puntos, mástiles, si se quiere, ya revelados, nos hablan de las intenciones ocultas en Sí o No.

Paso 3

Nuevas conclusiones.

La cosa parece clara una vez se manifiestan sendas vergas en la retina: la respetabilidad de la figura del padre –y de Cristo- desaparece, de lo que se infiere una crítica a esa moral representada por el progenitor, aunque la deliberada disimulación de estos detalles nos descubre una vocación ilusionista, una tendencia al equívoco. Pero, ¿para qué?

Como bien indican en el blog amargoacido.blogspot.com, podemos encontrar similitudes con una estrategia comercial de hace unos años: la brillante Amo a Laura. Aquella canción tenía un efecto muy curioso: los portadores de los anillos de pureza veían en ella un canto espontáneo a la moral. La moral, entiéndase, de los integristas de la castidad. Mientras, los pecadores irredentos aflojaban las cadenas y dejaban de comer bebés, deteniendo su bacanal, para reírse de lo que claramente era una broma, una parodia de esas actitudes Disney de no-sexo prematrimonial. La canción consiguió algo muy curioso: cada uno vio lo que quiso ver y algunos lo hicieron así desde la primera hasta la última vez que les pasaron el clip. La variante que definía la forma de interpretar el mensaje se encontraba dentro del espectador, en su postura respecto a los valores que se defendían -o atacaban- en el tema promocional de la MTV.

En Sí o No no ocurre lo mismo. Y no digo que los autores intenten algo parecido a aquella campaña de publi, aunque la voluntad de generar discusión e interactividad es evidente. Las trampas escondidas al ojo, en un juego de trileros más que de cineastas, nos indican que la película tiene una doble cara, pero tampoco es del todo así. Aquí no caben visiones distintas, sólo hay una interpretación ante la evidencia de las pollas y está claro que la lectura del mensaje sólo puede inclinarse hacia la crítica a las posturas abortistas. La alegoría es evidente: el pene es la síntesis simbólica del machismo que promueve los discursos contra el derecho al aborto, y aquellos de los que emana este discurso, véase Cristo -que manda en todos y más en las casas de esos padres de familia que mandan sobre sus mujeres como Cristo, decía, lo hace sobre ellos- junto con   esos overlords episcopales que ordenan la moral de todos –los que se dejen- con el permiso del ya nombrado, el Gran Ojo; todos ellos, estos y aquellos, con su polla en la mano diciendo cómo son las cosas como Dios manda o cómo deben ser las mujeres -pues como Dios manda-.


Bien, esa es la lectura que podríamos hacer si hemos tenido el ojo rápido o si simplemente algo no nos encajaba y hemos pasado el clip hasta que hemos visto todo, o, por ejemplo, si alguien nos ha avisado al mandarnos el enlace o directamente hemos leído este post. En la ficha de este corto dentro de notodofilmfest.com se pueden leer comentarios de mucha gente que no se ha enterado de nada al ver la película. ¿Es éste un truco eficaz, válido en el cine? ¿O quizás pertenece más al lenguaje publicitario? ¿Es lícito usar elementos visuales semiocultos para velar el mensaje verdadero? O, por el contrario, con esta técnica como único recurso, ¿no se manipula al espectador con trampas a los sentidos y no a la razón? ¿No se engaña al público? 

Como respuesta a estas preguntas, el jurado del festival nos da pistas: Sí o No no está entre los 113 nominados a los distintos premios, a pesar del ruido generado, que, posiblemente, era el auténtico objetivo de este corto; quizás el único al que podía aspirar fuera de un concurso publicitario.  

2 comentarios:

  1. Tirillos de padrón30 de marzo de 2011, 23:06

    La verdad, la metáfora de la polla es tan evidente y tan lamentable... todo alrededor de esto corto lo es. No entiendo la polémica que haya podido generar y muhco menos que lo hayan publicado en Notodofilmfest. La humanidad va a la deriva.

    No me haga perder el tiempo con mierdas como ésta, que yo a usted le tengo en muy alta estima y me leo lo que me eche.

    Un saludo maestro

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  2. Gracias por tu fervor. Lamento que hayas perdido el tiempo, pero me pareció una buena ocasión para reflexionar sobre determinados recursos "cinematográficos"...

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