Sonora exquisitez.

De ayudar a José María Cano en los arreglos del tercer disco de Mecano -Ya viene el sol- a ser uno de los compositores omnipresentes de la escena hollywoodiense, hay un trecho que Hans Zimmer ha recorrido a base de talento y savoir faire. Siempre ha sabido adaptarse a la película que tenía entre manos, y ha pasado del sintetizador ochentero y la Torroja a ganar el Oscar por El Rey León –Efecto Mecano según los expertos, véase si no a Penélope Cruz, también oscarizada- con un trabajo instrumental más clásico, confirmando su versatilidad camaleónica, que se observa en productos tan dispares como Rain Man, Black Rain, Días de Trueno, Piratas del Caribe y el temazo, ya de culto, Spider Pig, de la película de Los Simpsons. James Horner, del que hablaremos en el futuro próximo, debería aprender de Zimmer que el compositor puede destacar dejando el protagonismo a la música en sí misma y no dando alas a su ansia de  autosatisfacción.

En Origen, de Chris Nolan, Zimmer reconoce en esta entrevista para L.A. Times la simbiosis total con el creador de la cinta y con el espíritu de la misma. La comunión entre las ideas de la película y su música no puede ser más perfecta. En este vídeo, ya un éxito en YouTube, nos muestran la relación íntima y exquisita que mantienen las piezas que se escuchan en el filme:

Cuenta el compositor alemán en la entrevista antes referida, que Nolan tenía la idea de incluir la canción de Edith Piaf “Non, Je Ne Regrette Rien”, en la cinta para el momento en que los personajes eran avisados para salir del sueño –la “patada”- y  se le ocurrió usarla asumiendo las reglas físicas que la película dicta para los cambios de realidad. Así, el tema principal de Origen, que lleva meses poniéndonos los pelos de punta en el tráiler, resulta ser una ralentización de la canción de la Piaf, estirándose sus compases como lo hace el tiempo en la película al sumergirse los personajes en el siguiente plano onírico.

Zimmer desvela otra  genialidad de la música de Origen: la primera nota de la película es también la última, mientras la composición se retuerce y se estira a lo largo del metraje, termina de igual forma que empieza, simulando la estructura de la Banda de Möbius, muy en consonancia con las paradojas topológicas del filme, como la Escalera de Penrose. Desde luego, merecerá la pena revisitar la cinta para fijarse en estos juegos visuales y auditivos, o, incluso, verla por primera vez conociendo ya sus exquisitos trucos.

Vía L.A. Times.
Más información en Wikipedia, Hans-Zimmer.com.
Gracias a NEdelbach, en YouTube.