De Eduard Fernández, Psicosis y los viajes en el tiempo.

Todo ocurrió mientras veía Psicosis, la buena, claro, la original, y apareció el personaje del detective Milton Arbogast, interpretado por Martin Balsam según se creía hasta ahora. Lo que vi en realidad fue a nuestro Eduard Fernández caracterizado según los cánones del detective de la época y en un blanco y negro que al principio me hizo dudar. Tras comprobar y refrendar mis sospechas en Internet, puedo afirmar que ambos son la misma persona y que uno de ellos tiene el secreto del salto en el tiempo, cuestión que queda resuelta si se repasa la trayectoria de los dos. La conexión de Eduard Fernández con La Fura dels Baus, la clave. Ya sabía yo que esas escenografías ocultaban una tecnología e inteligencia superiores. Como evidencian las pruebas, el actor catalán viaja en el tiempo y hace secundarios en películas históricas gracias a un ingenio fabricado por La Fura…

Martin Balsam

Eduard Fernández

Una de las máquinas de La Fura...

Hoy somos menos ingenuos que en otros tiempos gracias a Internet y a los magufos, ese subtipo humano que divulga conspiraciones y especula con seudociencias, que vive de las ganas de creer de la gente. Gracias a ellos sabemos, por ejemplo, que el hombre no llegó a la Luna y los americanos nos engañaron con un montaje hecho en el desierto del Mojave, un poco de slow motion y mucha imaginación. Walt Disney y Stanley Kubrick, implicados. Otros, como Iker Jiménez, magufo patrio por excelencia, dicen que sí llegamos a la Luna pero que ésta estaba repleta de fortalezas de enigmático origen, cosa que se nos oculta desde arriba. Yo también quiero mi nave del misterio, aunque no vuele tan alto.

Otro posible DeLorean de la Fura

Yo, que con mi telescopio no llego a ver las fortalezas de nuestro satélite, me pongo a ver el Canal TCM Clásico en busca de conspiraciones que denunciar. La verdad está ahí fuera o no, todo depende de tu predisposición a ver cosas y unir cabos incluso en el ámbito cotidiano. Lo que está claro es que todos tenemos el deber, en esta era llena de posibilidades de investigación, de ayudar a desvelar todas las mentiras sobre las que se construyen las creencias de nuestro tiempo y, con ese propósito revisionista, obligado por la conciencia de haber descubierto un secreto que pronto ocupará portadas en publicaciones serias como Más Allá o Más p’allá que p’acá, os cuento este insólito caso que demuestra con dos fotos que el hombre ya viaja en el tiempo y su pionero es Eduard Fernández.

Santos, el diablo de Fausto 5.0

Eduard Fernández es uno de los mejores actores que hay en España, en mi opinión, y lo demuestra en cada papel. Yo le descubrí en Fausto 5.0, interpretando a un Mefistófeles creíble por cercano, magnético, en la línea del Pacino de Pactar con el Diablo, pero mejor. Son de Mar, Smoking Room, En la Ciudad, El Método… nunca está claro si su personaje es el protagonista, pero siempre lo parece. Su presencia en Els Joglars y La Fura dels Baus seguramente le definen mejor que aquello que le permiten hacer en cine, pero me quedo con sus miradas en la gran pantalla. Cuando he vuelto a encontrármelo en el cine siempre ha sido un placer y, por suerte, no le faltan proyectos ni nunca le faltarán, a las pruebas me remito.

La carrera de Eduard Fernández comienza en su Barcelona natal, donde estudió el arte del Mimo y donde fue payaso en las calles, hasta que un día leyó serio y en alto y se lo llevaron al teatro. De algún modo, en algún punto en el tiempo entre el suelo de la rambla y su cómoda posición actual en el panorama cinematográfico español, según parece, Eduard descubrió los secretos  del viaje en el tiempo y, ambicioso como el mimo que era, viajó hacia atrás para presentarse a señaladas audiciones y conseguir papeles que aplacasen su ansia fetichista, siempre bajo el seudónimo de Martin Balsam, cosa que él negará sin descanso, primera señal de culpa como sabrán ustedes, que ven CSI y derivados. Psicosis, Doce Hombres sin Piedad, Desayuno con Diamantes, Eduard siempre apunta alto. Por el papel de Balsam en El Cabo del Miedo (Scorsese, 1991), haciendo de juez viejo y regordete, deducimos que los viajes de Fernández seguirán muchos años.

Martin Balsam en Psicosis

Martin Balsam decía que el papel secundario es, potencialmente, el más interesante en una película. Él lo sabía bien, rodeado siempre de estrellas en filmes que le requerían para acompañarlas. Se lo pidieron Hitchcock, Lumet, Edwards, Penn, Scorsese y muchos otros ilustres, con papeles secundarios que hoy le dejan poco espacio en la –joven- memoria colectiva, pero que revelan, por la recurrencia en su elección, un actor más que competente. Incluso llegó a ganar el Oscar por su pequeño papel en A Thousand Clowns (El Payaso en la Ciudad, 1965), obvio y apropiado guiño a los inicios como payaso de Eduard Fernández. Balsam falleció en 1996 en Roma, Italia, país del que se enamoró y donde acabó viviendo unos cuantos de sus últimos años, dicen.

Ya nadie puede detener a Eduard, sobre todo si tengo en cuenta la escasa audiencia y menor credibilidad de este blog, pero tampoco sería ese mi propósito. Si se descubre esta verdad sólo quiero que sea para elevar a donde se merece a este impecable actor barcelonés; por su magnífico trabajo en cada cinta y en cada escenario, por ser mimo, joglar y estrella aquí, ahora  y por hacernos viajar en el tiempo y recordarnos a este señor, Martin Balsam, una de esas estrellas que pasará desapercibida para mi generación, que bastante tiene con saber cómo coño se llamaba el protagonista de Psicosis. Para Eduard, pues, yo exijo, y a la vista de que se quiere dar el Oscar a Joaquin Phoenix  por suplantarse a sí mismo durante un año, que se le reconozca no sólo su labor como actor en esta época y país, sino también su probada y evidente creación de un personaje en el pasado de la Historia del Cine, Martin Balsam, gracias a una máquina del tiempo y a su perfecto acento del Bronx, tan propio de El Raval…

Eduard, a Iker Jiménez que vas…